Hace unos días tuve la oportunidad de dar una conferencia en el Círculo de Mujeres de Mallorca, durante mi intervención debía dar herramientas para que las mujeres allí presentes, tuvieran recursos para hacer de nuevo fuego entre los rescoldos de su relación…
Comencé pidiéndoles que hicieran una reflexión personal y se dijeran a si mismas que había de amor en su relación tras años de convivencia, porque el amor es, sin ninguna duda, básico para que un proyecto de vida funcione, nada ni nadie puede vivir en un entorno sin amor, nos lo debemos a nosotros mismos, se lo debemos a los demás…
Creo que es fundamental saber en que punto se encuentra nuestra relación, ¿ son ya muchos años y está en un profundo estado de aburrimiento ?, ¿ nada nuevo que decirse ?, ¿el agotamiento colapsa cualquier intento de motivación en la pareja ?.
Es fácil hablar de pareja y tratar de motivar una relación cuando no se está dentro de ella, casi como cuando no tienes hijos y tu estás convencido que sabes como educar al del vecino, ¿ quién no ha dicho alguna vez , que si te dejaran al niño una tarde tu lo harías mejor, que no se enteran, que esos padres no se aclaran?…
¿ Qué sé yo de esa pareja que aparece por la puerta de mi despacho y en su mirada trae las ganas de encontrar en mí la fórmula mágica para no tirarlo todo por la borda ?. ¿Que sé yo de su excesivo trabajo, los horarios imposibles, un contrato basura, jefes déspotas, un negocio como autónomo que no marcha, los niños que crecen o sus complejos adolescentes, la falta de recursos, el entorno tóxico familiar?…no sé nada.
Se miran y a mi pregunta, no saben si aún se aman, o se aburren, les escucho hablar de como es un día de su fin de semana o de lo que hablan por la noche tras recoger las últimas migas de la mesa en el salón, casi ya no recuerdan cuando rieron juntos por última vez, los libros que antes se pasaban el uno al otro, los paseos que hicieron, los mensajes que sin preparar se mandaban, con la espontaneidad que da el amor, que no medita, que no sabe de razones…
Esa tarde, durante la conferencia, me gustó ver la mirada de las mujeres que asistieron, casi podía adivinar en ella la sorpresa de que una desconocida les fuera describiendo palabra por palabra, su propia vida en pareja y, en los minutos transcurridos, las contenidas carcajadas, sus afirmaciones con la cabeza, los aplausos entusiastas, fueron la mejor prueba que hay mucho más de aburrimiento que de desamor en una pareja que se aleja el uno del otro, soltándose de la mano, para ir andando a varios metros separados…
Ese es mi trabajo, eso es lo que yo puedo hacer por ellas, por las parejas, que el » tu » se convierta en «yo», para que al final sea un » nosotros», que refuerce el proyecto de vida en común, aportando todo lo que es necesario en él ; generosidad, confianza, ilusión, que no falte ni tan siquiera la química mágica de la pasión, algo a lo que todos tenemos derecho…¿ Quién dice que no ?
Cuando escucho hablar de la importancia de tomar las vitaminas necesarias para nuestro rendimiento y salud física, pienso en las que no se toman, en las que se deberían tomar para tener el equilibrio emocional imprescindible. Esas vitaminas no tienen forma de cápsula ni saben a naranja, esas vitaminas son esencia pura de vida, tienen el color de las cosas que deseamos, el sabor de lo que nos hace feliz y el efecto de conseguir que sintamos que la vida nos devuelve lo que damos, ¡¡esas vitaminas son esenciales y no tienen precio!!.
Ese es mi trabajo, mostrar el camino, abrir la caja de herramientas y escoger de entre ellas las que cada persona o pareja necesita, poner en sus manos aquello que le hará cambiar sus creencias, amenazas por fortalezas y acabar de construir la relación con nuevas oportunidades.
Amar no es mirarse el uno al otro sino más bien mirar ambos en la misma dirección – Antoine de Saint-Exupéry
